Nuevos perfiles de las personas sin hogar:
* hombres adultos separados o divorciados.
* hombres jóvenes con problemas familiares.
* hombres y mujeres jóvenes y adultos drogadictos o exdrogadictos.
* mujeres jóvenes y adultas que ha sufrido maltratos, separaciones o divorcios.
* de mayor nivel educativo y cultural.
* enfermos mentales.
* inmigrantes.
La soledad, la desconexión social y afectiva y la marginación son algunas de las consecuencias más duras que sufren los sin techo.
Entre ellos es muy frecuente encontrar enfermos mentales o disminuidos psíquicos que deberían estar viviendo en algún centro, seguir un tratamiento ambulatorio o vivir al amparo de sus familias. Es habitual el consumo de drogas y, en especial, de alcohol.
Hay que entender que el proceso de exclusión es dinámico y multidimensional: es decir, una persona no acaba en la calle de un día para otro, sino que su situación se va deteriorando poco a poco.
- el 83% son hombres, la edad media es de 38 años y sus ingresos son de 302 euros al mes.
- el 37,5% llevan más de tres años sin alojamiento propio. La mitad busca trabajo. e- el 14,2% practica la mendicidad.
- el 46% tienen hijos.
- el 30% son abstemios y nunca han consumido drogas.
- el 64.8% tienen estudios secundarios y el 13,3% estudios superiores.
- el 17.5% recibe prestaciones públicas.
- el 51,8% son españoles y el 48,2% son extranjeros.
La experiencia nos demuestra que todo el mundo puede verse implicado en una situación de sin hogar, a pesar de que lo vemos como una circunstancia externa que nunca nos afectará.
Tendremos que seguir dando gracias por tener un techo para ver crecer a nuestros hijos felices y en las condiciones óptimas que merecemos todos los seres humanos por derecho.
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